Semillas de Vida




{ Bienestar, Desarrollo Personal, Propósito }

El tesoro de los buenos hábitos y como construírlos

El tesoro de los habitos y como construirlos. Foto por Roman Kraft de Unsplash.Imagina una casa. Imagina que vivis en esa casa. Ahora imagina sus contenidos. Sus habitaciones, sus muebles, sus electrodomésticos, su decoración. ¿Cómo decidirías formar esa casa? De seguro no acumularías basura, no dejarías que se venga abajo, cuidarías que no haya humedad, repararías lo que hay que reparar y tratarías de mejorarla. Ahora imagina que esa casa eres tú.

Los hábitos son lo que determinan nuestra vida. Casi podría decirse nuestro ADN. Aquellas constumbres que día tras día decidimos reforzar pasan a ser parte de nuestro ser y determinan nuestra identidad, nuestro camino y nuestro destino. Todo lo que busquemos alcanzar comienza por los hábitos.

Tomemos un momento para examinar nuestros días, nuestra semana. ¿Cómo están formados? ¿Qué acciones llevamos a cabo? Es una radiografía de quienes estamos llegando a ser. Si hay algún objetivo que queremos alcanzar, en nuestros hábitos tiene que estar el camino que nos lleve ahí. Si hay algo en nosotros que queremos cambiar, en nuestros hábitos tiene que estar la acción que aunque sea poco a poco nos vaya transformando.

El tesoro de nuestros hábitos es el vehículo que nos lleva adonde queremos llegar. Pero ¿Cómo maniobrar el vehículo? ¿Cómo implementar aquellos hábitos que hace tiempo queremos adquirir?

La mínima constancia ineludible

Salir a correr. Foto por Ionut Andrei Coman de Unsplash

Los hábitos se construyen con constancia. De hecho, la palabra ‘hábito’ también puede describirse como ‘costumbre.’ El problema con la constancia de un nuevo hábito esta en el grado o nivel de dificultad que conlleve implementarlo.

Por ejemplo; si llevamos una vida sedentaria y nos proponemos de un día para el otro salir a correr 1 hora diaria, es posible que lo hagamos con entusiasmo los primeros días y a la semana ya estemos cansados y decidamos tomarnos un día. Después dos, o tres, y después abandonamos por la mera idea de enfrentarnos ante tal suplicio al que no estamos acostumbrados. La curva de dificultad fue demasiado grande y no logramos habituarnos, no llegamos a construir un hábito o costumbre.

Ahora; que pasaría si en lugar de decidir salir a correr directamente 1 hora cada día, comenzaramos por algo más alcanzable. Si venimos de un estado sedentario, de estar la mayor parte del día sentados, podríamos comenzar minimamente por salir a dar 3 vueltas a la plaza caminando todos los días. Esto puede parecer demasiado leve pero he aquí el desafío: hacerlo sin falta con la frecuencia que hayas decidido de antemano (diariamente, 3 veces por semana, etc.) Aquí, en la constancia, comienza la construcción de un hábito. Si el hábito no se mantiene a través del tiempo no funciona; no es un hábito, es un intento. Por ende, el secreto esta en elegir un hábito tan fácil de realizar que no haya excusa de posponerlo o evadirlo, y desde ahí de a poco ir construyendo y avanzando hacia donde queremos.

Una foto de un calendario dibujado a mano pegado a una pared de madera

Una vez que hayas elegido el mínimo factor viable al que puedas comprometerte diariamente con severidad (religiosamente, si se quiere,) ponlo en práctica comenzando lo antes posible, hoy, mañana o esta semana. Mantenlo a ese nivel durante mínimo 3 semanas. Ve marcando en el calendario los días completados para darte un satisfactorio sentido de logro. A medida que pase el tiempo y lo hayas arraigado en tu ser, en tu inconciente, en tu rutina, comienza a soñar y visualiza cual sería el próximo paso. ¿Correr 1 vuelta y caminar 2? Asegurate de que tu próximo paso también sea algo alcanzable desde donde estás hoy. Es una escalera. No realices cambios drásticos o saltos bruscos que amenacen con hacerte abandonar. Desarrolla un sentido para medir tu propia fuerza de voluntad. Visualiza tu próximo objetivo y mantenlo en tu mente. Busca la oportunidad para subir de escalón y cuando sientas que es el momento; pega el salto – haz el cambio y mantente ahí con la misma severidad, sin retroceder. Marcalo en el calendario y dedicate a reforzar ese nuevo escalón durante un buen tiempo más. Cuando estés listo para un nuevo salto lo sabrás. Así construyes habitos de a poco, reforzando cada escalón y siendo constante en la frecuencia para no retroceder jamás.

¿Y como deconstruír malos hábitos?

Con los malos hábitos es diferente. Muchas veces no sirve un enfoque gradual. Pero hay que entender que los malos hábitos son en realidad un síntoma de algún area de nuestra vida que no está enteramente saludable. Para poder solucionar estos malos síntomas, lo mejor que podemos hacer es enfocarnos en desarrollar las areas de nuestra vida que están siendo problemáticas. Implementar hábitos que nos ayuden en esas areas.

Por ejemplo: una adicción al alcohol o al cigarrillo puede deberse a un problema de ansiedad. ¿Qué esta ocasionando esa ansiedad? ¿Un aspecto social? ¿familiar? ¿de trabajo? Pensemos que es lo que pretendemos de nuestra vida respecto a esas áreas. Visualicemos nuestro objetivo positivo y diseñemos un plan, un camino para llegar ahí. ¿Qué acciones personales me llevarían ahí? ¿Cómo puedo implementar esas acciones en mi rutina diaria?

El mapa

Tomamos literalmente un papel, o nuestra agenda y vayamos a lo concreto. Tomemonos el tiempo de meditar. ¿Estamos satisfechos con nuestra vida? ¿Qué es lo que queremos? Vayamos a lo puntual y tracemos un rumbo. Marquemos los pasos, fechas, frecuencias. ¿Querés estar en forma? Diagrama una rutina alcanzable de ejercicio y dieta. ¿Querés aprender a tocar un instrumento? Planifica lo que necesitas; un profesor, el instrumento. Planifica como llegar a eso. Googlea un profesor en tu zona. Consulta aranceles. Busca el precio por el instrumento. ¿Necesitas el dinero? Planifica como puedes obtenerlo en pasos y tiempos concretos. La alternativa a todo esto es seguir en el mismo lugar que estás hoy indefinidamente. Quizás por algun milagro del destino tu objetivo caiga en tu regazo, pero eres completamente libre y tienes el poder de poner un pie delante del otro y alcanzar aquello que te apasiona.

Te construyes a ti mismo

Tu casa interior. Foto por Bench Accounting en UnsplashQuizás cuando eramos chicos nuestros padres nos vestían, nos alimentaban, y se encargaban de educarnos. Quizás no. Pero lo importante es que a medida que uno toma conciencia propia adquiere el poder y la libertad de construirse a sí mismo. Negar esto es asumirnos víctimas de las circunstancias y renunciar a nuestro poder, rendirnos a las corrientes externas y a la inercia. Recordemos la metáfora de la casa. ¿Estás contento contigo mismo? ¿Estás conforme? ¿Qué deseas cambiar? Nuestros hábitos forman nuestra vida y determinan quienes somos. Tomate el tiempo de mirarte a ti mismo y pensar en que cosas te gustan y cuales no, y comienza a planificar tu camino.

Luego camina ese camino un paso a la vez. Un pequeño paso cada día te llevará a la cima más alta.

Éxitos en tu camino.

 

 

 

 

Escrito por

Aporta tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*

Pin It on Pinterest